El mundo cambia y constantemente irrumpen cambios sociales, políticos, demográficos y digitales. Cambios que nos plantean nuevos contextos a los que debemos adaptarnos y la escuela no queda ajena a ello. 

La necesidad de adaptación al cambio, no es nada nuevo y la capacidad de adaptación ha sido más o menos rápida en función de la competitividad del entorno en el que se interactúa. Así, en el sector empresarial la capacidad de reacción al cambio ha sido imprescindible para estar presente en su mercado; por contra, no ha sido así en las organizaciones escolares donde el cambio ha sido un tanto pausado.

Posiblemente y es una opinión totalmente personal, la falta, a veces, de sistemáticas de trabajo similares a las de las organizaciones de carácter empresarial, ha favorecido que todo sea más lento. 

Una de las cosas que hemos aprendido este año es que el cambio, es y estará presente siempre en nuestras vidas. Y en las escuelas, en su misión de deberse a la sociedad, más que en ningún lugar. 

Este deberse a la sociedad que le corresponde a la escuela en el sentido de que debe formar a personas capaces de integrarse en la sociedad del futuro,  requiere de equipos docentes con una gran capacidad para cambiar. Y esto toma especial importancia y plantea retos poco fáciles cuando venimos de culturas organizativas de cambio pausado. 

Este contexto, plantea un reto importante a las titularidades de las escuelas. Se necesita un equipo de maestros y profesores que no sólo se adapta, si no que se adelanta a los cambios. Un equipo con visión estratégica, proactividad y motivación que sienta como propia la escuela. 

Todo esto tiene su base en que los profesionales se sientan orgullosos de su trabajo. Sentir orgullo del trabajo que uno hace, en el sentido de satisfacción, es un privilegio para los trabajadores y para la organización donde se trabaja. 

Cuando en una escuela pasa esto confluyen una serie de factores que contribuyen a construir un entorno donde nuestro equipo está bien y lo pasa bien. Es en este entorno que nuestro equipo trabaja con proactividad e interdependencia para impulsar el proyecto educativo más innovador en la mejorescuela que existe. 

Esto no es gratis y conseguir un equipo así, no se puede dejar únicamente a la fortaleza de un liderazgo y requiere de una estrategia orientada a las personas para convertir a nuestras escuelas en un lugar óptimo para trabajar. 

Aspectos como la comunicación interna, la conciliación, los beneficios sociales, la formación y la retribución  son importantes en la motivación y retención de nuestros maestros. Pero aún lo son más los aspectos intangibles como el prestigio de nuestra escuela o un proyecto educativo que les haga crecer personal y profesionalmente. 

En este entorno de cambio, tal vez es el momento de reflexionar sobre si disponemos de una estrategia basada en las personas más allá de la administración de personal y del convenio colectivo, tal vez necesitamos saber cómo perciben nuestros maestros la escuela como lugar para trabajar, ¿Se sienten valorados? ¿Están motivados por el proyecto de escuela? ¿Les aporta? ¿Disfrutan del trabajo que hacen? ¿Sienten que trabajan en el mejor proyecto y la mejor escuela posible? 

Quizás este entorno de cambio pide a las titularidades de las escuelas una estrategia que tenga como objetivos: 

• Mejorar el reconocimiento de nuestra escuela por parte de nuestro equipo actual y futuro. 
• Desarrollar estrategias para que nuestros profesores y personal se sientan valorados. 
• Desarrollar un sentimiento de pertenencia a la organización. 
• Favorecer la conexión de nuestro equipo con la cultura de nuestra organización. 
• Contribuir a desarrollar un entorno de trabajo favorecedor a la selección y retención de talento. 

Sólo se trata de iniciar un camino hacia la creación de una propuesta de valor para nuestro equipo que contribuya a disponer del mejor talento como elemento diferencial de nuestras escuelas. ¿Habéis oído hablar del “Employer Branding”? Esta terminología entre el marketing y los recursos humanos tiene que ver con la manera en que la escuela es percibida como lugar de trabajo. ¡Nada de nuevo! Podemos pensar. Pero la sociedad cambia y las personas valoran otras cosas.