Un entorno de baja natalidad y de una oferta de plazas escolares pública cada vez mayor deja en la escuela concertada en un contexto competitivo complicado donde, además, la oferta pública se presenta atractiva a las nuevas familias con proyectos educativos innovadores y de calidad.
La estadística de preinscripción hace evidente el cambio de tendencia de la concertada a la pública de las familias a la hora de elegir escuela para sus hijos.
Como servicio público muchas escuelas concertadas junto con escuelas públicas hemos participado en proyectos de innovación educativa a nivel de país. El máximo exponente en Catalunya es el Proyecto de EscolaNova 21 que, si bien ha aportado generalizadamente algo tan necesario como la reflexión e innovación pedagógica en la educación del país, a menudo pienso que ha contribuido a igualar los proyectos educativos de todos los centros.
Como resultado a EscolaNova 21, muchos son ya los centros que desarrollan metodologías de aprendizaje globalizado como el trabajo por proyectos, trabajo cooperativo o ambientes por poner algunos ejemplos, incluso de trabaja intensamente en evaluación formativa ....
Y si hablamos de los ejes de los proyectos educativos, se repite el desarrollar el sentido crítico del alumnado, trabajar por la conciencia sostenible, la multiculturalidad, la gestión de las emociones y la competencia digital. ¡Tienen sentido todos estos ejes! La escuela se debe a la sociedad y estos ejes no hacen, sino que responder a las necesidades actuales, que no futuros, de la misma.
No digo que EscolaNova no haya hecho una gran aportación al cambio de modelo educativo de nuestro país, al contrario, pero en cuanto a la escuela concertada, nos ha aproximado a la pública y la singularidad que podía tener un determinado proyecto educativo ha quedado diluida y ahora a una familia que busca escolarizar a su hijo o su hija, le resulta difícil encontrar una ventaja competitiva en nosotros.
Toca reflexión para encontrar de nuevo nuestro proyecto singular que trabaje las necesidades futuras de la sociedad y no aquellas que ya se dan por supuestas. Debemos ser capaces de recuperar esta singularidad ya sea a través de la especialización o a través de un eje vertebrador de nuestro proyecto, algo en que seamos realmente buenos.
Hace unos días leía en un artículo sobre el decreto de plantillas en la escuela pública, un decreto que introduce el modelo de gestión privada en la función pública a la hora de seleccionar los maestros y tengo la impresión que la escuela pública empieza a tener vocación de concertada en su gestión, un aspecto que ha sido hasta ahora diferenciador para la concertada en el sentido de ser más ágiles y flexibles a la hora de adaptarse a las necesidades de cada momento.
En este sentido la concertada debería tener implantadas sistemáticas de gestión de la innovación, con una organización plana, flexible y ágil que trabaje por proyectos y equipos donde la estrategia llega al día a día de forma rápida y efectiva. Sólo así seremos capaces de ser diferentes.
Es diferente tener vocación de servicio público que vocación de escuela pública.