Alianzas estratégicas. ¿Por qué no?
Una alianza es la unión de personas u organizaciones que se comprometen a darse ayuda mutua para conseguir un objetivo compartido. Si a esta definición le añadimos la palabra estratégica tendríamos que este compromiso de ayuda mutua es para impulsar un plan de acción y organizar o disponer recursos para conseguir una ventaja competitiva común.
Cuando hablamos de recursos, estamos hablando de recursos financieros, personales, de conocimiento, tecnológicos y de prestigio. Por tanto, una alianza estratégica puede representar compartir recursos materiales e intangibles como puede ser el prestigio asociado a una marca.
Teóricamente existen diferentes formatos de alianzas, Join Venture” cuando como resultado del acuerdo entre dos o más entes se crea uno de nuevo, o una operación de Capital riesgo cuando una adquiere a otra, o UTE cuando hablamos de unión transitoria para hacer alguna cosa temporal, o franquicia u Outsourcing y puede haber otras tantas formas de cooperación en función de las necesidades e idiosincrasia de las partes.
¿Qué nos aporta una alianza?
Una alianza estrategia debe contribuir a tener una ventaja competitiva o como mínimo mejorarla.
Para lograrlo debe fortalecer nuestra estructura organizativa, mejorar también, nuestra capacidad financiera si necesitamos realizar una inversión económica importante, o reducir costes porqué un acuerdo nos lleva a aprovechar algunas economías de escala, o simplemente nos lleva a innovar, renovarnos y refrescar ideas.
En las escuelas deberíamos a veces reflexionar sobre aquello que nos aporta o que no nos aporta en relación a sus costes. Esto mejoraría nuestra competitividad. Por el contrario, acostumbramos a mantener algunas estructuras que no aportan valor a nuestra razón de ser y ello no es recomendable en entornos complejos y competitivos como el actual.
Una alianza estratégica puede ser interesante en aquellos proyectos que contribuyen de forma importante a nuestro posicionamiento competitivo y desarrollarlos requieren un alto coste.
Recomiendo hacer esta reflexión antes de aventurarse a proyectos que pueden representar un alto riesgo económico, aunque impliquen una buena ventaja competitiva.
¿Cuándo plantear-se una alianza estratégica?
En mi opinión hay cuatro situaciones en las cuales es conveniente abrir la mente e imaginar si podemos plantear un acuerdo con alguien.
- Cuando el acceso al mercado es complicado.
En una situación como la actual, con una baja natalidad, una oferta de plazas escolares sobredimensionada y un contexto político poco favorable, una alianza estratégica orientada a mantener un determinado posicionamiento puede ser una alternativa a la continuidad de algunos centros.
- Cuando queremos compartir tecnología.
La Covid19 nos ha llevado a acelerar el cambio digital en todas las organizaciones escolares. Compartir estrategia tecnológica e inversiones es algo que nos aporta valor y reduce nuestros costes.
- Cuando queremos compartir innovación.
Se trataría de acuerdos para llevar a cabo una investigación y desarrollo sobre nuevos métodos pedagógicos o de organización. Unir esfuerzos en este sentido aporta amplitud de visión y compartir estructura y por tanto, compartir costes e inversión.
- Cuando queremos minimizar riesgos.
Situaciones donde se requiere asumir un riesgo económico importante.
Algunos ejemplos encontrados en Internet de alianzas estratégicas en nuestro sector:
-Creixen Educació, es la agrupación de varias escuelas para constituir un único proyecto pedagógico manteniendo las estructuras individuales originales.
-Nazaret Colegios Innovadores, la asociación de varios centros para posicionar una marca.
-International Baccalaureate, actúa como franquicia para aquellos centros que desean impartir alguno de sus programas.
-Departament d’Educació, en aquellos casos que una escuela concertada pasa a ser de titularidad de la Administración.
-Escola Nova 21, la agrupación temporal de centros educativos para promover un cambio pedagógico.
-Tr@ms Fundació, agrupación de centros educativos en el ámbito de la digitalización.
-Universidad Pompeu Fabra, la Autónoma de Barcelona, la de Madrid y la Carlos III para impartir el Grado de Filosofía, política y economía.
Estos son algunos ejemplos, muy diversos, incluso algunos promovidos por la propia Administración educativa, pero hay muchos más, tanto en tipología, como en dimensión de las instituciones que lo forman. Con ello deseo ilustrar que el tipo de marco contractual es secundario, lo importante es la coincidencia de necesidades y objetivos.
¿Puede ir mal?
Puede ir mal por muchos aspectos. De hecho una alianza estratégica lleva implícitos una serie de riesgos a diferentes niveles:
Para minimizar este riesgo debe trabajarse especialmente:
-La voluntad de establecer una relación de ganar-ganar.
-El escoger unos aliados adecuados, por solidez y por organización. Nuestros aliados no van a solucionarnos los problemas.
-La comunicación en cada etapa y nivel es imprescindible.
-Grandes dosis de empatía; esforzarse para comprender a nuestro nuevo socio.
-Honestidad.
-Seguimiento a lo largo de todo el proceso y en la puesta en marcha.
Es difícil prever situaciones como la del coronavirus, pero no es difícil prever si dentro de tres años habrá más o menos niños en P3. La tasa de natalidad en nuestro país fue en 2018, la más baja de las últimas décadas y hoy estos niños y niñas nacidos en ese año son los que deben matricularse en P3 el próximo curso. Con lo que ya sabíamos que habría dificultad en llenar nuestras aulas. Por supuesto, los centros más inquietos, los más innovadores no han cesado en cambiar sus proyectos, sus modelos pedagógicos, sus estructuras y sus aulas, mejorando su posición competitiva pero no lo suficiente como para compensar el riesgo económico que estas mejoras han requerido y la realidad es que pocos han considerado las posibilidades de una alianza estratégica real, incluso con nuestra competencia; al final, siempre es mejor tres unidades de P3 que una y nunca es tarde para valorar esa posible alianza ya que el entorno continua siendo complejo.